Tras la independencia de Damasco y creación del emirato de Córdoba, Abderramán I no se proclamó califa pero si lo hizo uno de sus sucesores, Abderramán III, después de acabar con la inestabilidad política del emirato.
El príncipe Abd al-Rahmán, único superviviente de la matanza de la familia Omeya, ordenada por un nuevo califa abasí, consiguió huir hasta Al Andalus y alli se convierte en el primer emir independiente (756-788).
La reconquista fué avanzando y los sucesivos emires omeyas de al-Andalus nunca consiguieron dominar las tensiones internas producidas por la heterogeneidad racial y tribal de los elementos que tenían bajo su mando.
En ese panorama surgió, Abderramán III, que termina por fundar el Califato Omeya de Córdoba en el 929, rompiendo el único lazo, el espiritual, que restaba con el Califato Abasí de Bagdad.
A Abderramán III, los cronistas lo describen como de baja estatura, tez blanca, ojos azules oscuros y algo pelirrojo, rasgos estos últimos que provienen de su madre vascona, por lo que se teñía la barba de negro, para parecer más árabe
El Califato de Córdoba fue la época del máximo esplendor político, cultural y comercial de al-Ándalus
Mapa de la Peninsula, al inicio del Califato independiente de Damasco en el 929.
Es por todo ello, que los principales motivos de la construcción de Medina Azahara, son de índole político-ideológica: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad, símbolo de su poder, para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, los "fatimíes de Ifriqiya", la zona norte del continente africano. Además de oponentes políticos, lo eran también en lo religioso, ya que los fatimíes, "chiíes", eran enemigos de los omeyas, mayoritariamente de la rama islámica "suní"
Plano del yacimiento
Su ubicación fue elegida por los extraordinarios valores del paisaje, permitiendo desarrollar un programa de construcciones jerarquizadas, de tal manera que la ciudad y la llanura extendida a sus pies quedaban física y visualmente dominadas por las edificaciones del Alcázar.
Así, aprovechando perfectamente el desnivel del terreno, sobre la falda de Sierra Morena, la ciudad palatina de Medina Azahara fue distribuida en tres terrazas; el recinto de la ciudad adopta un trazado rectangular, frente a la idea laberíntica y caótica característica del urbanismo musulmán.
Años despues,un soleado día de 1069, el rey taifa de Sevilla, al-Mutamid, acompañado por sus cortesanos, realizó una excursión a un lugar que se hallaba situado a cinco kilómetros al oeste de Córdoba.
El monarca, quedó completamente perplejo ante tanta desolación: El lugar se prestaba a todo tipo de meditaciones ya que apenas setenta años atrás se alzaba allí una ciudad rebosante de vida y de esplendor que, sin embargo, fue destruida durante las luchas que acabaron con la dinastía de los Omeyas en al-Andalus. Conforme la vegetación invadía los antiguos palacios, la memoria del emplazamiento también acabó borrándose.
En época cristiana, el lugar sería conocido como "Córdoba la Vieja" y la opinión más extendida afirmaría que allí había existido una ciudad romana.
Fue sólo a finales del siglo XIX cuando textos recuperados de las antiguas crónicas árabes confirmaron que el enclave situado a poniente de Córdoba se correspondía con Madinat al-Zahra (Medina Azahara), la ciudad que el califa omeya Abderramán III había ordenado construir en torno al año 936.
Todavía eran visibles allí innumerables restos y ello permitió en 1911 dar comienzo a unos trabajos arqueológicos que, con distintas alternancias, han continuado durante el último siglo.
Zona de acceso
Mil años después de su destrucción, Madinat al-Zahra ya no es la orgullosa capital del califato Omeya, ni tampoco un paraje poblado por evocadoras ruinas, sino un conjunto arqueológico estudiado atentamente por generaciones de investigadores que han sacado a la luz los restos de una ciudad de 112 hectáreas, de las que sólo un tercio han sido excavadas.
Solo el estudio detenido de los restos, nos dará los datos exactos de su fisonomia y funciones, quedando en leyendas la que los autores árabes trenzaron sobre la ciudad. Leyendas que hablan de una favorita del califa Abderramán III, Azahara, a la cual éste habría dedicado su construcción, de estanques de mercurio que producían mágicos efectos ópticos, o de pabellones cubiertos por tejados de oro
Vamos a visitarla y sobre todo tratar de entender e identificar todas las estructuras visibles en la actualidad.
El yacimiento:
Capitel califal de marmol en "avispero"(decorado con un ataurique profundo y minucioso realizado gracias al empleo del trépano, típicos de la aquitectura califal)
Antes, he de hablaros de los variados materiales, que se emplearon en su construcción: Estan realizadas con una piedra arenisca similar a la empleada en la mezquita de Córdoba. Su procedencia es local, concretamente de las canteras de Santa Ana de Albeida. El mármol blanco, procedente de Estremoz (Portugal), aparece en columnas y capiteles que revelan la extraordinaria maestría de los artesanos califales, capaces no sólo de labrar exquisitos detalles de decoración vegetal, sino también de incluir inscripciones en árabe
El mármol –o más raramente el alabastro– también aparece en pavimentos de las estancias más destacadas. En otras zonas se empleó un tipo de caliza violácea, también de procedencia local.
Entramos por la Puerta Norte, abierta en el centro de la muralla, y que conectaba la ciudad con Córdoba: La vista es impresionante...
Puerta Norte
Lo que vemos es una reconstrucción de 1930, aunque el tramo final del pasillo conserva el pavimento de piedra original.
A continuación, pasamos por dos de las viviendas superiores que contenía la Medina. Ambas con un patio central, se cree que pertenecieron a la guardia del palacio por su cercanía con la Puerta Norte.
En una de ellas se pueden ver los espacios dedicados a la cocina y a las letrinas
Cerca de ellas está el Cuerpo de Guardia. Desde éste se controlaba el acceso a las viviendas de la clase alta de la zona sur. A sus lados se levantaron una vivienda de servicio, con un horno y una escalera, y al otro, un acceso al Cuerpo de Guardia.
Detalle del horno.
Pronto, entramos a la Casa Real, Dar al-Muk, o "morada del poder"donde vivía Abderramán III. Está situada en la parte más alta del alcázar, para poder ver todo el valle del Guadalquivir desde su terraza, hoy desaparecida
. Sólo existían allí otras dos viviendas de prestigio: la de su primogénito y sucesor, el futuro al-Hakam II, y la del personaje más poderoso de la administración, Yafar al-Siqlabi, un eunnuco que manejaba todos los resortes de la maquinaria burocrática del Estado.
La Casa de Yafar recibe su nombre por Ya´far ibn Abd al-Rahmán, designado primer ministro (hayib) en el año 961. no tenemos todavía asegurada con certeza que la residencia de este personaje estuviese aquí, basándonos únicamente en las intuiciones e investigaciones de los especialistas.
El espacio oficial es constituido por una edificación de planta asimilable a la basilical, que cuenta con tres naves longitudinales que comunican entre si mediante puertas rematadas por arcos de herradura, así como una nave transversal abierta al patio
Detalle de uno de los arcos
Detalle de la pila central del patio.
Siguiendo nuestra visita pasamos por el Patio de los Pilares. A su alrededor se pueden distinguir varias dependencias.
Una de ellas contiene un antiguo sarcófago romano.
Junto a esta zona residencial, está la vivienda de la Alberca. Sus habitaciones se organizaban alrededor de un jardín central, que contaba con la alberca que le dio su nombre.
Lo más bonito de esta vivienda son las dos portadas que se conservan y que cuentan con tres arcos de herradura. Además, se han mantenido varias de sus decoraciones con motivos vegetales y geométricos.
Dejando atrás la Casa de Yafar y sus anexos llegamos a las Caballerizas que, por su extensión, podrían acoger unos treinta caballos. Éstos estarían al servicio de los ministros y altos cargos de la ciudad. Presentaba una zona cubierta y otra zona al aire libre con desagüe que serviría para limpiar las cuadras.
Plano de la llamada Casa del Ejercito
Pronto nos asombraremos más al descubrir el Edificio Basilical Superior. Una gran construcción cuyo sentido aún no se ha descubierto, aunque parece ser que albergó la Casa del Ejército.
Las entradas están formadas por dos arcos de herradura excepto en la nave central, que cuenta con tres. Curiosamente, su suelo de ladrillo es el original. El edificio está rodeado por diversas salas y viviendas muy deterioradas.
Al salir de él, atravesamos la Calle en Rampa, que va desde el Edificio Basilical Superior hasta el Gran Pórtico. Originalmente estuvo techado con una bóveda y tenía bancos de piedra a ambos lados. El suelo estaba preparado para que pasaran por él los caballos y el personal de palacio se situaba en esta calle para recibir a las visitas importantes, como mandaba el protocolo.
Por esta rampa llegamos a uno de los elementos más bonitos de Mediana Azahara. El que sale en todas las fotos: el Gran Pórtico de catorce arcos. Entrada ceremonial a la zona político-administrativa del alcázar. Su imponente tamaño pretendía fascinar al visitante y darle la impresión de iba a entrar en una majestuosa y poderosa ciudad.
Cuando llegaba una embajada extranjera, accedía a la ciudad a través de esta puerta triunfal formada por ocho grandes arcos y situada a levante.
Fuera de la zona palaciega, aparece la Mezquita (La primera de Al-Andalus correctamente orientada a La Meca). Tenía cinco naves , un patio porticado y un alminar perfectamente visible , mirando hacia La Meca..
El califa accedía a ella por medio de un pasadizo cubierto. Además de esta mezquita principal, usada para los viernes, había tres más pequeñas hoy apenas sin excavar.
Nuestro paseo continúa hacia el Salón de Abderramán III. Este
funcionaba como Salón del trono y se encontraba frente al Jardín Alto,
lleno de estanques. La fachada también estaba decorada –como revelan estudios recientes.
Planta y alzado del Salón Rico
El salón consta de tres naves cubiertas con arcos. La bella decoración de sus muros contiene motivos vegetales aparentemente idénticos, pero que, estudiados en detalle, resultan ser todos diferentes.
Junto al Salón había varias habitaciones de uso exclusivo para el califa, unidas por el Patio de la Pila. Todo el conjunto tiene los suelos de mármol blanco.
Una de las estancias más importantes la constituye el Baño de Abderramán, destacando la decoración de la sala caliente con sus labrados tableros de mármol. Tiene tres estancias, como los típicos baños andalusíes: Sala fría, sala templada y sala caliente, con un horno.
Los Jardines Alto y Bajo de Medina Azahara, son los jardines más antiguos de la Península. Estaban llenos de árboles frutales, flores, arrayán, plantas ornamentales… Entre ellos hay una Muralla que servía de contrafuerte de la terraza artificial sobre la que se asentaba el Jardín Alto.
Vista de los jardines, con el Pórtico al fondo
Comunicando el Jardín Bajo y el Jardín Alto hasta llegar al Salón de Abderramán se encontraba el Camino de Ronda Bajo. Una gran rampa cubierta por una bóveda de medio cañón. Es la única vía de comunicación interior del palacio que ha conservado intactas algunas de sus bóvedas.
MUSEO DE MEDINA AZAHARA
El Centro de Interpretación de Medina Azahara tiene como objetivo, dotar al yacimiento arqueológico de Medina Azahara, de unos servicios acordes a su importancia histórico-artística. El centro se encuentra a unos 800 metros del yacimiento.
En la zona expositiva se exponen las piezas más espectaculares del yacimiento, después de que muchas de ellas, como la famosa cervatilla de Medina Azahara, hayan sido trasladadas desde el Museo Arqueológico de Córdoba.
Monumento a Alhakén II en Córdoba (España). Se encuentra en el Campo Santo de los Mártires
Abderramán III murió en 961, sucediéndole su hijo Alhaken II y a la muerte de este hijo de Abderramán, las recepciones empezaron a abandonarse. Su hijo y sucesor, Hisham II, accedió al poder de forma irregular, pues era todavía un niño y la ley musulmana prohibía taxativamente el nombramiento de un menor como califa.
Almanzor
Los grandes dignatarios de la corte comenzaron a rivalizar para hacerse con el poder. Éstas fueron las circunstancias que cimentaron el ascenso del célebre Almanzor, quien pronto convirtió a Hisham II en una figura decorativa, mientras él mantenía el control efectivo del Estado.
Beato de Urgell (Se representa un ejército indudablemente islámico, como aquellos que comandaba Almanzor y que aterrorizaron a los cristianos durante los tiempos del año 1000)
Madinat al-Zahra se convirtió en la carcel dorada de Hisham II, en la que el joven califa vivía entregado a sus placeres y de la que apenas salía más que en ocasiones muy señaladas.
En 1010, durante la guerra civil o "Fitna"que puso fin al Califato, los bereberes destruyeron Medina Azahara, aprovechándola luego solo como cantera de lujo. Llegó a perderse hasta el recuerdo de su nombre y el lugar exacto de su emplazamiento.
El final del califato dio paso a la fragmentación de Al-Andalus en diversos reinos conocidos como reinos de Taifas.
Fuentes
http://conmimochilacuestas.blogspot.com.es/2016/02/volviendo-medina-azahara.html
https://es.slideshare.net/iesvillarrubia/presentacin-sobre-medina-azahara
http://www.artencordoba.com/medina-azahara
http://www.fuenterrebollo.com/Heraldica-Piedra/croquis-medina-azahara.html
https://es.slideshare.net/JGL79/u7-el-arte-del-islam-iii-arte-hispanomusulmn
https://es.wikipedia.org/wiki/Medina_Azahara
Bibliografía:
La ciudad califal de Madinat al-Zahra. Antonio Vallejo Triano. Almuzara, Granada, 2010.
Abderramán III y el califato omeya de Córdoba. Maribel Fierro. Nerea, Madrid, 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario