domingo, 16 de octubre de 2016

EL MADRID DE LOS SIGLOS XVI AL XIX: VISTAS Y PLANOS

Vamos a ver a través de las imágenes y planos existentes de aquellos siglos, la evolución que sufrió Madrid desde la llegada del rey Felipe II en 1562, cuando instauró la capitalidad, hasta finales del S.XJX,  Para ello he tratado de recopilar todas las imágenes existentes: pinturas, grabados, planos etc de varios artistas diferentes, guardados en distintos museos y archivos, como el Museo de Historia de Madrid , Museo del Prado , Thyssen e incluso a Biblioteca Nacional de Austria en Viena.
Para ello, me ha sido de mucha utilidad, ademas de consultar las páginas web de dichos lugares, una página en especial . a la que estoy muy agradecida por la información que me ha proporcionado: se trata de "La Ciudad en el Arte" con link: http://sites.cardenalcisneros.es/ciudadarte/pagina-ejemplo-2/. que ademas de abundante información sobre Madrid, incluye la de otras muchas ciudades, por lo que recomiendo su lectura. Y sin mas preambulos, empezamos:

Antecedentes históricos:
La Villa de Madrid comenzó siendo, según demuestran ciertos restos arqueológicos, un emplazamiento romano situado al borde del río Manzanares, donde hoy en día podemos encontrar el tramo 2 del Parque Lineal. Posteriormente, los musulmanes construyeron una fortificación a la que llamaron “Magerit”,  palabra de la que viene su actual denominación.
Estaba emplazado en el margen izquierdo del río, sobre un cerro, lo que hacía de la fortaleza un lugar más seguro para la defensa contra los enemigos, ya que la altura dificultaba el acceso al emplazamiento. Como podemos observar, el Palacio Real, antiguo Alcázar musulmán, se sitúa en el extremo de la ciudad en la zona más alta de la villa, pegada al borde del cerro, donde se encuentra parte de la muralla árabe que rodeaba la fortaleza de Magerit. También se aprecia que la ciudad tiene un trazado irregular, típico de la Edad Media.

 Vista de Madrid desde el Oeste, frente a la Puerta de la Vega  1562   
Anton Van der Wyngaerde Biblioteca Nacional de Austria, Viena.
La imagen es una de las 62 vistas de ciudades españolas realizadas por el dibujante flamenco Anton van den Wyngaerde en la segunda mitad del siglo XVI, por encargo de Felipe II. Los dibujos tienen un gran nivel de detalle y meticulosidad, como puede apreciarse en este de la ciudad de Madrid. La imagen permite ver con claridad tanto el ámbito geográfico como los principales monumentos y aspectos urbanísticos de Madrid en el año 1562, desde su extremo occidental.


 Detalle de la vista de Wyngaerde,  donde se ve la zona del Alcazar, sus murallas y el Campo del Moro hasta el Manzanares
Podemos observar en primer lugar el paisaje en el que se asienta la ciudad, sobre un promontorio a cuyos pies se abren varios barrancos. Este emplazamiento, de origen musulmán, le concede un carácter estratégico y defensivo, aunque también le ocasionará una serie de limitaciones topográficas, como que las futuras ampliaciones de la ciudad necesariamente tuvieran que hacerse hacia el noreste, y que el caserío estuviera dispuesto en las zonas elevadas, sobre el río. El emplazamiento junto al río añadiría al interés militar otros valores muy importantes, pues era un territorio rico en aguas gracias a las acequias construidas por los árabes, que posibilitaron el desarrollo agrario. En el dibujo se ve en primer término la ribera del Manzanares y las tierras de cultivo en torno suyo, que actualmente coinciden con el barrio de Carabanchel.

 Descripción del grabado:
 En primer plano, las riberas del Manzanares, cruzado por los antecesores de los puentes de Segovia (en primer término), y de Toledo (más al sur, derecha), que se construirán en forma monumental años más tarde. El edificio más destacado, al norte (izquierda), es el Alcázar, que forma parte del circuito amurallado y que sufrirá varios incendios hasta 1734, cuando es destruido casi por completo, siendo sustituido por el actual Palacio Real. Entre el caserío se destacan las torres de las iglesias (de izquierda a derecha: San Gil, San Juan, Santiago, San Salvador, San Miguel de los Octoes, San Nicolás, Santa María, San Justo, San Pedro, la Capilla del Obispo, San Andrés y, extramuros, San Francisco), que no muestran aún el perfil de cúpulas y chapiteles que las caracterizará en los siglos siguientes

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f1/Dibujo._Casa_de_Campo._Madrid._Espa%C3%B1a.jpg
Vista del Palacio de los Vargas. Casa de Campo. Félix Castello, 1637.Museo de Historia de Madrid
Ya en 1562, Felipe II había adquirido a la familia Vargas los campos y huertas de la actual Casa de Campo para convertirlas en coto de caza. Esta zona viene representada a la izquierda de la imagen anterior en la vista de Wyngarten: A los pies del Alcázar se distingue el Campo del Moro, que pretendía ser un jardín privado para uso real, con el objetivo de salvar eldesnivel existente entre el Alcázar y la hondonada del río Manzanares. La iniciativa también surgió en la época de Felipe II pero no tuvo éxito y más tarde no pudo llevarse a cabo por las dificultades del terreno. Por fin, en 1810 el arquitecto Juan de Villanueva inició sus obras diseñando una gruta artificial para conectar los jardines del Palacio Real con los de la Casade Campo, al otro lado del Manzanares.
 

Madrid en el plano de Frederic de Wit y Antonio Marcelli, hacia 1622-1635.
La imagen es un grabado de la villa de Madrid. Se piensa que fue realizado por Frederic de Wit a mediados del siglo XVII, como podemos comprobar en la esquina inferior derecha, donde se ve una referencia que dice “Amstlodami F. de Wit excudit”.  Más precisamente, los historiadores creen que fue dibujado a principios del siglo XVII por Juan Gómez de Mora, luego coloreado por Antonio Mancelli y finalmente grabado por Frederic de Wit. La imagen coloreada que se atribuye a Antonio Mancelli, a diferencia del grabado de Wit, no tiene fecha ni autor ni escala.
Al leer el nombre del grabado “Villa de Madrid corte de los Reyes Católicos de Espanna”, nos podría llevar a pensar que se trata de un grabado de la época de los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, por lo que el plano estaría mal nombrado teniendo en cuenta que Madrid no fue corte hasta 1561, cuando Felipe II convirtió a Madrid en capital del reino. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el título de Rey Católico fue heredado por los sucesores de los Reyes Católicos. De hecho, en el artículo 169 de la Constitución de 1812 aún se establecía que “El Rey tendrá el tratamiento de Majestad Católica.”

  
Plano de Plano de Madrid atribuido a de Witt y Marcelli 1622-1635.

 Lámina del grabado compuesto por cuatro estampas independientes, hecho por Julius Milheuser (o Mülheuser), activo en Amsterdam entre 1649 y 1680. Sigue el modelo panorámico dibujado por Wyngaerde hacia 1562, presentando una imagen irreal de Madrid, pues desde el punto de vista elegido por el dibujante (las futuras "praderas de San Isidro", sería imposible tener una vista frontal de partes de la ciudad tan distantes entre sí. Las cuatro hojas de cobre (en talla dulce) se ordenan en tres planos en perspectiva; en primer término, la ribera sur del río Manzanares, y cruzando el puente, en un plano medio, las huertas de la ribera norte. Dando cuerpo a la metrópoli a lo largo de una orografía accidentada, se aprecian restos de la vieja muralla cristiana, que ya se veían en la vista de Wyngaerde, y parte de la cerca de tapial levantada pcon Felipe IV, que se conservaría hasta la segunda mitad del siglo XIX. El crecimiento de la ciudad queda representado por el Palacio del buen Retiro (con su Plaza Principal y la Ermita de san Bruno visibles. Destacan también las viejas siluetas del Alcázar, cuya perspectiva parece haberse tomado del modelo de Texeira de 1656. Han sido alteradas las distancias reales entre unos edificios y otros, así como la escala y fisonomía particular de casi todos los edificios dibujados. La vista fue editada por Frederick de Wit, en Ámsterdam.


  Vista del Alcázar Real y entorno del Puente de Segovia 1670 (hacia)  Anónimo    
Esta obra se encuentra en el Museo Soumaya, Ciudad de México. Muestra una vista del Real Alcázar de Madrid y otros elementos como el Puente de Segovia, la Calle Nueva, la Cuesta de la Vega y el casco viejo de la ciudad, así como los terrenos que flanqueaban el río Manzanares. Al fondo se aprecia un acueducto y los restos de la muralla musulmana de la capital española y más arrriba el Real Alcázar con su nueva fachada, obra de Juan Gómez de Mora, que perduró hasta el incendio del palacio en 1734. Los trazos de la ciudad muestran algunos remates con chapiteles piramidales, propios de la arquitectura herreriana.


 Vista de Madrid de   Israel Silvestre (1621-1691) Bibliothèque Nationale de France.
  Durante los siglos XVI y XVII se trabajó por mejorar los accesos a la ciudad. Por ejemplo es en este periodo cuando el arquitecto real Juan de Herrera construyó el Puente de Segovia sobre el río Manzanares, el cual facilitaba las comunicaciones con el Escorial y la Real Casa de Campo.

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f1/Dibujo._Casa_de_Campo._Madrid._Espa%C3%B1a.jpg
   
Vista del Palacio de los Vargas. Casa de Campo. Félix Castello, 1637.Museo de Historia de Madrid
Ya en 1562, Felipe II había adquirido a la familia Vargas los campos y huertas de la actual Casa de Campo para convertirlas en coto de caza. Esta zona viene representada a la izquierda de la imagen. A los pies del Alcázar se distingue el Campo del Moro, que pretendía ser un jardín privado para uso real, con el objetivo de salvar eldesnivel existente entre el Alcázar y la hondonada del río Manzanares. La iniciativa también surgió en la época de Felipe II pero no tuvo éxito y más tarde no pudo llevarse a cabo por las dificultades del terreno. Por fin, en 1810 el arquitecto Juan de Villanueva inició sus obras diseñando una gruta artificial para conectar los jardines del Palacio Real con los de la Casade Campo, al otro lado del Manzanares. 



Plaza Mayor de Madrid ,"Fiesta Real en la Plaza Mayor" (1623), óleo atribuido a Juan de la Corte, Museo de Historia de Madrid
Entre el apartado de celebraciones cabe destacar aquellos que consistían en juegos públicos como los estafermos medievales ejecutados en la plaza del Arrabal. Los juegos de cañas tan populares en el siglo XVII y del que se dispone ilustración mediante un cuadro de Juan de la Corte, que representa un juego de cañas en la plaza Mayor de Madrid. Las encamisadas del carnaval, que eran fiestas de equitación y que se describen abundantemente en la literatura del Siglo de Oro. Dentro de las celebraciones populares se encontraban las mascaradas celebradas por los gremios en los periodos carnavalescos.

 
Auto de fe celebrado en la Plaza Mayor en 1680 en presencia de Carlos II. Óleo de Francisco Rizi conservado en el Museo del Prado.
También fue el escenario de numerosos actos públicos, como corridas de toros, autos de fe, inmortalizando el pintor Francisco Rizi el celebrado en 1680, ejecuciones públicas, colocándose el patíbulo delante del portal de pañeros si la pena era de garrote; frente a la Casa de la Panadería, si era de horca, y ante la Casa de la Carnicería, si era de cuchillo o hacha.
 

  

  Plano de Madrid de Pedro Texeira 1656
Un siglo antes, gracias a la llegada de la corte, la villa pasó de tener casi 13.000 habitantes a casi 30.000 al final del siglo XVI. Los motivos por los cuales Felipe II decidió situar en Madrid su capital fueron varios. Por un lado, el deseo de separar la corte de la influencia del arzobispo de Toledo, y por otro, la incomodidad de la reina, que se asfixiaba entre los muros del Alcazar toledano. La situación geográfica de Madrid, en el centro de la Península Ibérica, su clima suave y su magnifico entorno natural, rodeado de bosques propicios para la caza, terminaron de convencer del cambio. El caso es que a partir de entonces Madrid se convirtió en centro político del Imperio Español.

 Zona de la Plaza de la Cebada y alrededores, del plano de Texeira.

El Buen Retiro en 1637. Cuadro atribuido a Jusepe Leonardo
fue un conjunto arquitectónico de grandes dimensiones diseñado por el arquitecto Antonio Carbonell (h. 1590–1660) y construido por orden de Felipe IV como segunda residencia y lugar de recreo (de ahí su nombre). Se edificó en lo que entonces era el límite oriental de la ciudad de Madrid.
 Hoy en día se conoce por los escasos vestigios que quedan de él y por sus jardines



 Vista de Madrid, hacia 1750 Antonio Joli
Antonio Joli llegó a Madrid en 1750 y permaneció en ella cuatro años, periodo en el que pintó algunas vistas de la misma (como las calles de Alcalá y de Atocha). 

 En torno a 1750, Antonio Jolí nos dejó esta pintura de la calle de Alcalá tomada desde la antigua puerta de Alcalá. En ella se ve como pasa el arroyo desde el paseo de Recoletos a la derecha hasta el del Prado a su izquierda.
El arroyo del Bajo Abroñigal recibía el nombre del Prado a su paso por los paseos de Recoletos (antiguo Prado Nuevo) y del Prado (Prado Viejo) y, tras cruzar la actual glorieta de Atocha desaguaba en el arroyo del Abroñigal (hoy M-30). Carlos III encargó a José de Hermosilla un proyecto para la creación de un amplio paseo –llamado Salón del Prado- y el encauzamiento bajo tierra del arroyo. Las obras comenzaron en 1775. Hubo que terraplenar muchas zonas para conseguir nivelar y allanar el futuro paseo.
En 1834 se terminó de acondicionar el paseo de Recoletos y de la Castellana, se canalizó el arroyo y se plantaron los árboles. El largo paseo comenzaba en la glorieta de Atocha y finalizaba en la de Emilio Castelar

 Vista de la calle Alcalá, por Antonio Joli en 1777, esta vez  vista en la dirección contraria, hacia la Puerta de Alcalá, apreciandose la Iglesia de las Calatravas a la izquierda,

 El Prado de San Jerónimo.Anónimo. hacia  1665- 1700 Copia del original Museo de Historia de Madrid

 Calle Atocha Antonio Joli, 1752
 La mayoría de las construcciones que podemos observar en la pintura son barrocas del siglo XVII. Algunos edificios poseen un importante valor monumental, sobre todo las iglesias y conventos ubicados en la parte alta de la calle, visibles al final de la pintura. En la parte baja, en cambio, se construyeron hospitales, convertidos en la actualidad en conservatorios de música y museos como el Reina Sofía.

La calle de Atocha era una de las zonas más transitadas de Madrid en el siglo XVIII, como puede apreciarse en esta imagen pintada por Antonio Joli, pintor italiano conocido por sus escenografías en Módena y Perugia. Joli viajó a Madrid llamado por el castrato Farinelli para trabajar en la corte en sustitución del fallecido Giacomo Pavia. Estuvo allí durante cuatro años, en los cuales le dio tiempo a pintar varios cuadros de la ciudad de Madrid, entre los cuales se encuentra esta vista de la calle de Atocha. En él se puede observar cómo la calle era utilizada de vía de comunicación, transporte y conexión de los distintos espacios urbanos que se interrelacionaban en este punto. El trazado urbanístico en torno a esta calle seguía un plano ortogonal, según el cual la ciudad se organiza en calles largas y rectilíneas que se cruzan entre sí formando ángulos rectos, originándose a su vez manzanas rectangulares o cuadrículas.

Vista de Madrid  Antonio Joli 1753
Un siglo mas tarde de las anteriores vistas de esta zona, Antonio Joli pintó esta:
Al este del Palacio, que ya estaba construido desde el reinado de Felipe V, se situaban las iglesias y conventos con el perfil de cúpulas que caracterizaba a la época.

Vista de Madrid  Antonio Joli
Antonio Joli pintó esta vista de Madrid en el año 1753, desde el puente de Segovia. En la pintura se puede observar el Palacio Real, la Puerta de San Vicente, la ermita de la Virgen del Puerto, el río Manzanares, el Puente de Segovia y a lo lejos varias cúpulas y torres de las numerosas iglesias y conventos de la capital
También se encontraban allí las casas e instalaciones artesanales dedicadas al curtido y confección de pieles. Así se observa en la imagen que hay una importante y clara diferencia entre dos zonas de arquitectura distinta, la del Palacio Real a la izquierda, y la de Madrid de los Austrias a la derecha

 Detalle de la vista anterior.
En la primera mitad del siglo XVIII, Madrid todavía se caracterizaba por tener las calles estrechas, empinadas, con baches, mal distribuidas y aglomeradas. El viejo Alcázar de los Austrias, construido junto a la muralla medieval, era la sede de la corte y el punto estratégico más alto de la villa. Con la llegada de los Borbones, el rey Felipe V ordenó que se construyeran nuevos monumentos y espacios urbanos abiertos, con el propósito de embellecer los alrededores del Alcázar. Este edificio además fue completamente destruido en 1734, por culpa de un incendio, y después sustituido por el Palacio Real Nuevo, cuta imagen queda reflejada en esta vista de Joli.
Debajo del descampado de los futuros jardines en el llamado Campo del Moro, aparece, junto al río, la mencionada ermita de la Virgen del Puerto, construida en 1716, que en esta imagen aparece en el ángulo inferior derecho

 Época de Carlos III
Vista de la calle Platerías (Mayor) Lorenzo de Quirós 1760
Lorenzo Quirós (1717-1789) fué un pintor nacido en Los Santos de Maimona (Badajoz) que en Madrid trabajó en los ornatos callejeros para la entrada de Carlos III en 1760, y Gaya Nuño le atribuyó los cinco lienzos conservados en los que se recogen esos ornatos festivos y el ambiente de las calles al paso de la comitiva regia, propiedad de la Real Academia de San Fernando.

 Este cuadro de Lorenzo de Quirós muestra el aspecto que adquirió la Calle de Platerías de Madrid (actual Calle Mayor), con motivo de la entrada de Carlos III como rey de España, en 1760. La vista está orientada desde la Puerta del Sol hacia la Casa de la Villa, la cual se distingue al fondo a la izquierda. Enfrente suyo, a la derecha se ve la torre de la Iglesia de San Salvador, que era la sede del gremio de plateros que daba nombre a la calle. Actualmente es el número 70 de la Calle Mayor.

 Calle de Platerías. Lorenzo de Quirós.
El lienzo representa el arco de triunfo que se alzó en la calle de Platerías de Madrid con motivo de la entrada en dicha ciudad del rey Carlos III, que sucedió como rey de España a su hermanastro Fernando VI.
La capital adquirió así una imagen monumental y a la vez emblemática, modificando no sólo su aspecto urbanístico y arquitectónico, sino también sus costumbres sociales y sus hábitos culturales y de ocio, acordes con las nuevas ideas de la Ilustración. Las imagenes de arquitectura efímera, que analizamos aquí, recoge la tradición barroca de adornar los espacios urbanos con tablados y arquitecturas  de cartón-piedra para celebrar algún acontecimiento importante. En el diseño y decoración de estos elementos participaban los principales artistas de la corte y se gastaban grandes sumas de dinero, transformando la imagen de la ciudad de forma espectacular.


En esta ocasión, el lienzo muestra los adornos que se colocaron en la Puerta del Sol de Madrid con motivo de la entrada en dicha ciudad del rey Carlos III, que sucedió como rey de España a su hermanastro Fernando VI.


Calle de Carretas Lorenzo Quirós, adornada por el mismo motivo.


Plaza Mayor de Madrid de Lorenzo Quirós
El edificio que aparece al fondo es la casa de la Panadería
Tras el proyecto que en  1561, Felipe II encargó laremodelación de la plaza a Juan de Herrera, en 1617, Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619.
La plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en su historia, el primero de ellos en 1631, encargándose el mismo Juan Gómez de Mora de las obras de reconstrucción. El segundo de los incendios ocurrió en 1670 siendo el arquitecto Tomás Román el encargado de la reconstrucción. El último de los incendios, que arrasó un tercio de la plaza, tuvo lugar en 1790, dirigiendo las labores de extinción Sabatini. 

 Plano de Madrid de 1762
 

 La pradera de San Isidro 1788  Francisco de Goya Museo del Prado, Madrid.
Se trata de un boceto preparatorio para un conjunto de tapices para la decoración del Palacio de El Pardo. Dicho conjunto incluye La ermita de San Isidro, La merienda y La gallina ciega. En el centro de la imagen, se ve el puente de barcas que daba el paso directamente hacia la zona de la ermita. Al margen derecho se aprecia la bajada de la calle de Toledo que da paso al puente homónimo, y a la izquierda, el de Segovia. Al fondo, a la iquierda, se ve el Palacio Real y a la derecha, la iglesia de San Francisco el Grande (Madrid).


A la muerte de Carlos III el encargo quedó en suspenso debido al cambio de gusto del nuevo monarca Carlos IV, que prefería otros palacios. Cuando Goya  terminó el cuadro, éste pasó a la propiedad de los duques de Osuna y en 1986 fue vendido al Estado, siendo trasladado al Museo del Prado, donde permanece en la actualidad.
El cuadro nos plasma una de las costumbres más características de la época en Madrid, como son las meriendas y verbenas de la festividad de San Isidro. Es una época en la que la villa de Madrid tenía 156.672 habitantes y en la que tenía trazos de una villa antigua, por la irregularidad de sus calles. La sociedad estaba organizada en estamentos y casi todos los aspectos sociales y económicos los regía el Rey Carlos III, la Iglesia y los grandes señores de la época, no teniendo el resto de clases ninguna opinión respecto al funcionamiento del país.


Plano de El Retiro en 1808, vista de la ciudadela.
El Retiro quedó destrozado durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Napoleón lo convirtió en una fortaleza militar después de bombardearlo sin piedad cuando entró en Madrid el 4 de diciembre de 1808. Seis años después, el Palacio del Buen Retiro (1630) estaba en ruinas, habían sido talados miles de árboles y la Real Fábrica de Porcelana (1760) había dejado de existir.
Como consecuencia de estos años de uso militar, el Palacio y los jardines quedaron destrozados. Los ingleses, en la llamada Batalla del Retiro, ocuparon la fortaleza el 13 de agosto de 1812 y dos meses después volaron la Real Fábrica de Porcelana al tener que salir corriendo ante la inminente entrada en Madrid de las tropas de los Bonaparte. 
Según algunas versiones, destruyeron la Fábrica para evitar que la porcelana madrileña siguiera desplazando a la inglesa en las preferencias de las cortes europeas. Es una afirmación que se repite desde hace doscientos años, aunque no hay constancia documental.


Maqueta de Madrid Gil de Palacio 1830  Museo de Historia de Madrid
León Gil de Palacio  fue un ingeniero y cartógrafo militar nacido en la ciudad de Barcelona en el año 1788 y muerto en Segovia en 1849, conocido por sus estudios geodésicos en el año 1830, de una maqueta o modelo topográfico a escala  1:432 de Madrid, de la que, desgraciadamente el plano original con el que fue realizada se ha perdido. La maqueta de León Gil es uno de los documentos cartográficos más relevantes de principios del siglo XIX.


Plano de Madrid en 1831

 Plano de Madrid, 1848, de Francisco Coello


Vista de Madrid por la parte de Oriente 1850
José María Avrial (ilustración) e Ildefonso Cibera (grabado)       
Publicada en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1850) de Pascual Madoz.


Vista aérea de Madrid  1854 por  Alfred Guesdon  Publicada en L'Illustration, Journal Universel,
Lo más característico de esta imagen es la plaza de toros, construida por el Rey Fernando VI en 1749 y reformada por el arquitecto Pló en 1822.. Fue derribada en 1874 con motivo del Ensanche de Madrid y estaba ubicada donde se encuentran actualmente las calles de Claudio Coello y Conde de Aranda, frente al parque del Retiro. Al fondo, a la derecha, el palacio de Oriente (palacio Real).
También se puede observar una fábrica o zona industrial en la parte derecha, situada justo al lado de la plaza de toros, dedicada a la fabricación de carruajes. A la derecha de la Puerta de Alcalá, se sitúa el Real Pósito de Madrid, cuya principal función era la de era resolver los problemas de abastecimiento de pan, por lo que Felipe IV la manda construir en 1664.
 
 Esta imagen corresponde a una litografía realizada por el francés Alfred Guesdon en el año 1854  bajo el título “Vista de Madrid con la plaza de toros”. Sus obras se caracterizaban por las vistas aéreas de las diferentes ciudades europeas las cuales realizaba con ayuda del fotógrafo Charles Clifford y utilizando un globo aerostático. Esta litografía se encuentra expuesta en el Museo de Historia de Madrid y en ella podemos ver representados diferentes elementos urbanísticos de esta misma ciudad en el siglo XIX. Uno de ellos es el más representativo de esta ciudad: la Puerta de Alcalá, que fue construida por orden de Carlos III sustituyendo a otra que existía desde el siglo XIV. En la actualidad ha llegado hasta nosotros sin apenas modificaciones, aunque se pueden observar algunas huellas de metralla en la superficie de las tropas francesas en 1808 y de los Cien Mil hijos de San Luís en 1823
.


 Le Palacio Real, a Madrid ca. 1862 Gustave Doré (dibujo sobre madera)         Aspecto del Palacio Real durante la estancia de Gustave Doré y el Barón de Davillier en la capital de España, el mismo año en que Galdós llegó a Madrid. Pertenece a la colección de grabados de Doré para el libro L'Espagne de Charles Davillier.
 
Plano del Ensanche de Madrid en 1861
El Ensanche de Madrid (conocido también como Plan Castro) es un plan de realizado a mediados del siglo XIX. La denominación «Plan Castro» es en honor a Carlos María de Castro, uno de los urbanistas madrileños promotores del mismo. Aunque el ensanche tuviera una fecha de inicio, responde a la necesidad de adecuar la ciudad de Madrid al crecimiento de población que va ocurriendo durante el siglo XIX. El ensanche dio lugar a la nueva construcción de barrios en la periferia del casco urbano existente antes de 1800.
Uno de los primeros barrios creados por el Ensanche fue el barrio de Argüelles Los ensanches daban lugar a un mayor consumo de agua, con lo que hizo que fuera posible el protagonismo de la canalización de agua que estaba ideada para el Canal de Isabel II.. El ensanche protagonizó un mayor tráfico de enlace mediante tranvia.
Uno de los efectos más visibles fue la necesidad de comunicar dos barrios como el de Salamanca, promovido tambien a mediados del S.XIX por el Marqués de Salamanca y Argüelles mediante la Gran Vía, cuyas  obras comenzaron por fin el 4 de abril de 1910.

 Vista général de Madrid 1862 Octave Édouard Jahyer       
Publicada en L'Illustration, Journal Universel, marzo de 1862. Curiosa perspectiva 'aérea' desde el mediodía, con la Plaza de Oriente y el Palacio Real a la izquierda y el inicio de la Cuesta de la Vega en primer plano. Se distingue bien la caída de la calle de Segovia, abajo a la derecha, y por encima de ella el espacio enmarcado de la Plaza Mayor. Al fondo se insinúa la calle de Alcalá, a la derecha, y el ruedo de la antigua plaza de Toros, en la Puerta de Alcalá.

 Madrid, vista général ca. 1862 Gustave Doré (dibujo sobre madera)
Henri Theophile Hildibrand (grabado)       
Vista de Madrid publicada en L'Espagne de Charles Davillier.



 Vista de Madrid desde la Pradera de San Isidro en 1865


 La Puerta de Sol en el S.XIX
 
 Vista de la Pradera de San Isidro por Aureliano Beruete 1909
A principios del S.XX, la vista de Madrid desde el río Manzanares, frente a La Florida en el camino del Pardo;no ha cambiado mucho: se pueden reconocer al fondo las siluetas del Palacio Real, la iglesia de San Andrés y la gran cúpula de San Francisco el Grande. El rojizo colorido de los árboles de la ribera indican que el cuadro fue pintado en otoño


(Toda la documentación y las fotos de planos, grabados y oleos, han sido recogidas de numerosas páginas de la web, imposibles de mencionar.en su totalidad)


2 comentarios:

  1. Buenísimo trabajo. A mi también me interesan los planos y vistas.
    Un cordial saludo.

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  2. Espectacular trabajo. Gracias.

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